lunes, 11 de agosto de 2014

Política en los fichajes

El esperpento vivido con el tema de la portería, finalizado (por fin) con la, para mi injusta, salida de Diego López del club ha sacado a relucir el principal defecto que ha empañado el trabajo de Ancelotti: su preocupación por contentar a todo el mundo.

 Y es que se puede estar de acuerdo o no, pero se aceptaría la salida del portero gallego con más confianza si se presentara como una decisión meramente deportiva, pero lo que no es de recibo es que justo antes de concretar su salida, Villiam Vecchi diga que Diego es uno de los mejores porteros que ha entrenado.

Desde mi punto de vista, ésto pone bastante en entredicho la autoridad del cuerpo técnico a la hora de configurar la plantilla, ya que se ha dado prioridad a una situación extradeportiva por encima del criterio de los mismos.



Un caso parecido es el de Di María-Falcao, es difícil de creer que un equipo como el Madrid acepte desprenderse del MVP de la final de la Champions, y más cuando Ancelotti ha llegado a decir en pretemporada que es un jugador importante para el equipo. Está claro que la supuesta oferta de 80 millones merece ser considerada, pero una vez más debería hacerse desde un punto de vista exclusivamente deportivo, y no porque el AS quiera hacerle un hueco a Falcao, cosa con la que llevan insistiendo todo el verano.

Como último ejemplo queda el fichaje de James. Nadie duda de su calidad, pero parece que fichar un mediapunta cuando el equipo ha ofrecido su mejor versión jugando con un 4-3-3 y el entrenador no encuentra acomodo al que ya tiene en la plantilla no es lo más apropiado. Probablemente el entrenador prefiriera un 9 como alternativa a Benzema, sobre todo con la marcha de Morata, y de hecho ha dejado entrever que James podría actuar en la punta del ataque. Una vez más el criterio deporivo no es el prioritario a la hora de fichar.

Resumiendo, está muy bien que Ancelotti tenga mano izquierda a la hora de tratar con jugadores descontentos, prensa o incluso de satisfacer al presidente. Pero no debe olvidar que el que está a cargo de la parcela deportiva es él, y por tanto imponer su criterio y hacer lo que considere mejor para el equipo, que a la larga será lo mejor para él.

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