martes, 15 de diciembre de 2015

Bienvenidos a la etapa asador

Hay una teoría que circula por las redes entre el madridismo, el ciclo kármico madridista de @PepeKollins que defiende que, desde hace bastante tiempo, el Real Madrid está sumido en un bucle del que es prácticamente salir. Dicho bucle está compuesto por tres etapas: etapa caudillo (entrenador duro que aprieta al vestuario), etapa happy (entrenador "paternal" querido por el vestuario que, con ganas de reivindicarse, gana algo) y etapa asador (el vestuario se desmadra y todo se hunde).

Esta es, a grandes rasgos, la teoría; y lo cierto es que a poco que se observe detenidamente puede identificarse dicho ciclo en las últimas temporadas: el "malvado" Mourinho salió a tortas con el vestuario (que le ganó la partida), llegó el paternal Ancelotti y los jugadores se reivindicaron (eso sí, nada de hacerlo en Liga que eso exige regularidad) y se dejaron ir. Con la llegada de Benítez la sombra de la etapa asador estuvo presente desde un primer momento. Pero ciertos indicios, como la salida del peor capitán hasta la fecha (el actual va camino de superarle) y las aspiraciones por parte del entrenador de primar el colectivo por encima de los egos, hicieron pensar que ese ciclo podría romperse.

Nada más lejos de la realidad, a día de hoy el club es un verdadero despropósito, a esperpentos institucionales como el de la Copa del Rey se unen ridículos deportivos, como las derrotas ante Barcelona y Villarreal, en las que se dejó una imagen lamentable. Jugadores fuera de forma, y algunos de peso como Marcelo (reincidente año tras año) o James son titulares, y si no lo son no tardan ni un minuto en airear su descontento, demasiado egoístas o inconscientes para darse cuenta de su lamentable estado. Jugadores importantes como Bale o Benzema se arriesgan a sufrir, y acaban sufriendo, lesiones en bolos intrascendentes con su selección, en los que se exponen con el objetivo de conseguir una reivindicación ante no se sabe muy bien quién, quizás ante ellos mismos y su ego. La estrella del equipo atraviesa el peor momento de su carrera, y parece empeñado en prolongarlo a base de gestitos y de búsqueda de objetivos exclusivamente individuales. Por último, pero no menos importante, los aficionados tenemos que aguantar a los "capitanes" airear su espíritu perdedor, el mismo que les ha llevado a ganar una liga en 7 temporadas, tras cada derrota; con declaraciones que, además de lamentables, son repetitivas e incomprensibles, pues nadie entiende cómo a un jugador del Real Madrid le puede faltar actitud a la hora de afrontar un Clásico o el día en el que se juegan reengancharse a la Liga.

¿Qué pinta el entrenador en todo esto? Rafa Benítez, que venía prometiendo esfuerzo, trabajo e ilusión por cumplir el sueño de su vida es, a día de hoy, un hombre superado por la situación. En el Madrigal se le vio agarrotado, incapaz de tomar decisiones desde la banda, termina cediendo a las presiones del grupo para alinear y mantener en el campo a jugadores que no dan la talla, y se la juega con sistemas en los que ni cree ni sabe sacar partido. No ha sabido ganarse al vestuario en ningún momento desde su llegada, claro que esto no es culpa suya.

Y es que este vestuario es ingobernable, ni siquiera han sido capaces de dar la cara por "su" entrenador, Ancelotti, al que dejaron en el alambre con la falta de actitud y competitividad de la temporada pasada. Un grupo de perdedores y ególatras que casi nunca han dado la talla a la hora de la verdad, o que prefieren satisfacer su ego, bien sea a base de premios individuales, bien sea a base de renovaciones millonarias, antes que favorecer al equipo. 

Tal vez no haya entrenador en el mundo capaz de romper este círculo vicioso del que hablaba al principio, tal vez haya que buscar otras soluciones, marcar un punto de inflexión y ejemplarizar con algunos pesos pesados de este vestuario viciado, para recordar a los que se queden, y a los que estén por venir, que el Real Madrid es eterno, pero ellos sólo están de paso.

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